Elegir mi paisaje
POESIA CLETERA
Nosotros, los sembradores
Compañeros, amigos, se cruzan hoy
nuestros caminos
no cesaremos
de pedalear
nuestros caminos
no cesaremos
de pedalear
nos hermana la vieja causa
de los comprometidos
los que nunca flaquearon
ni dejaron de andar
de los comprometidos
los que nunca flaquearon
ni dejaron de andar
somos cientos de miles
los que mirando a la cara
aún solemos hablar
los que mirando a la cara
aún solemos hablar
los que cambiando nosotros
seguimos creyendo
que al mundo podemos cambiar
seguimos creyendo
que al mundo podemos cambiar
pues cuando cesen
los viejos hombres
mil de millones
nos seguirán
los viejos hombres
mil de millones
nos seguirán
por las calles del mundo
henos miríada de voces
cantamos de una política
de segundo orden
henos miríada de voces
cantamos de una política
de segundo orden
nosotros poetas
ciudadanos del mundo
seamos el Hombre que despierta
de esta desidia abismal
ciudadanos del mundo
seamos el Hombre que despierta
de esta desidia abismal
seamos volcán que intrauterino
sacuda hábil y transmute
esta global fatalidad
sacuda hábil y transmute
esta global fatalidad
para que así cuando cesemos
nosotros viejos, por nuestra grey
millar de millones
podamos ser.
nosotros viejos, por nuestra grey
millar de millones
podamos ser.
Compañeros, amigos
nuestros caminos
se cruzan hoy
nuestros caminos
se cruzan hoy
hemos sido llamados
a contar la Historia
de los días que vendrán
a contar la Historia
de los días que vendrán
henos aquí convocados
a trascender el odio
que es tan hoy día habitual
a trascender el odio
que es tan hoy día habitual
salgamos juntos
a pedalear, a marchar
por la humanidad
a pedalear, a marchar
por la humanidad
porque está llamado
a sembrar futuro
nuestro seguro andar
a sembrar futuro
nuestro seguro andar
compañeros, amigos
pedaleros, estudiantes
sigamos siempre adelante
porque de nuestras banderas
y de nuestras quimeras
que hermoso futuro
habrá de brotar,
pedaleros, estudiantes
sigamos siempre adelante
porque de nuestras banderas
y de nuestras quimeras
que hermoso futuro
habrá de brotar,
pues hemos sido aunados
el día de hoy convocados
a no dejar de sembrar.
el día de hoy convocados
a no dejar de sembrar.
por David Lethei
Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de otoño desolado,
elegiría, robaría esta calle
que es anterior a mí y a todos.
Ella devuelve mi mirada inservible,
la de hace apenas quince o veinte años
cuando la casa verde envenenaba el cielo.
Por eso es cruel dejarla recién atardecida
con tantos balcones como nidos a solas
y tantos pasos como nunca esperados.
Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,
los espías aleves de la soledad,
las piernas de mujer que arrastran amis ojos
lejos de la ecuación dedos incógnitas.
Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,
hojas secas, bocinas y nombres desolados,
nubes que van creciendo en mi ventana
mientras la humedad trae lamentos y moscas.
Sin embargo existe también el pasado
con sus súbitas rosas y modestos escándalos
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera
y su insignificante comezón de recuerdos.
Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles.
Benedetti
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Mario Benedetti
Viaje (19/09/03)
Belleza rustica
Camino sinuoso y estrecho
Cultivos de vida, cosechas de felicidad
Desafiante y empinada nos observa
Cabezas pensadas que apretadas se sumergen en el hierro
No comprenden la dureza de la simpleza
Excelso y agreste paisaje fascina, pero uñas con mugre desconcierta
Algunos semejan inocua rumiante
Impávida ante los invasores
Aquellos que no comprenden el lenguaje natural de los delicados movimientos de la tierra
Artificiales con sus periódicos, sillas
Artefactos facilitadores
Que interrumpen mi relato.
Franco Contreras
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Mario Benedetti
Viaje (19/09/03)
Donde brilla el sol de la montaña:
es un pequeño valle donde la luz ríela.
Desnuda la cabeza, boquiabierto, un soldado, con la nuca sumida en fresco berro azul, duerme en su lecho verde, tendido bajo el cielo sobre la yerba pálido, donde llueve la luz.
Los pies en los gladiolos; duerme sonriente como un niño enfermo que estuviera soñando.
Naturaleza mécelo, con calor: tiene frío.
Los perfumes no hacen tremolar sus aletas; tranquilo duerme al sol, la mano sobre el pecho: Hay un rojo agujero en su costado derecho.
Arthur Rimbaud
Octubre 1870
Salvaje licor de gargantas amarillas, las rocas hablan.
Inexplorada sensación
Las letras del vate no alcanzan la excelsa belleza natural,
Esa que desborda entre noches de estrellas y sombras sugerentes,
Las que sin vacilar flanquean el frágil aliento de la poesía.
Entonces minúsculos habitantes de la oscuridad se alzan sobre la metáfora con leves
movimientos de nariz, ojos perdidos y expresiones faciales invisibles que revelan sus pequeños veredictos sin razón
Solo un segundo y la antena lateral izquierda se alza sobre la increíble fisonomía de tu complejo ser,
Tres patas hacia arriba
Cuatro hacia abajo
Indómita y constante,
Conocer tu secreto quiero,
Ese que es también mío
Permite ingresar en la danza estelar de tierra, agua y aire.
Tus centinelas acosan la incansable búsqueda,
Tocan las piernas,
Luchan por conquistar una pluma,
Las líneas brindan refugio. Tu observas,
segura,
tranquila
ESTAS EN TODO
Liquido de yerbas, aroma silvestre, vida fecunda.
Calidez de piernas en la cintura, placer nocturno de sueños con lujuria.
Seguiré esperando a que reveles tu secreto, escuchare tus rumores y atento seguiré cada uno de los movimientos de tu ser.
La palabra nunca descansará y será testigo como es el zorzal al madrugar.
Franco Contreras 13/02/2005