lunes, 25 de agosto de 2008

DES-ACELERACIÓN ECONÓMICA

¿Quién podría sentirse partícipe de un movimiento que apueste a políticas públicas de carácter nacional que desincentivan el consumo?, ¿Alguien podría estar dispuesto a renunciar a compras suntuosas o que carecen de una real utilidad práctica?, ¿Los empresarios que de bien común saben bien poco, entenderán que tendrán que bajar su nivel de productividad y por lo tanto, su tan ansiado crecimiento?


Preguntas varias que incentivan muchas otras. Interrogantes que nacen al considerar la sobrecarga que actualmente esta llevando el planeta con el despilfarro energético de los países desarrollados, al tomar en cuenta un sentido de vida basado en el consumo y la producción enajenada de elementos que supuestamente apuntan a nuestro confort y comodidad, al considerar la explotación de recursos naturales no renovables y la alta contaminación de ríos, aires y tierras que no es detenida por gobiernos o agrupaciones multilaterales.
Prometieron los neoliberalistas un paraíso y nos están dejando miserias. Quienes se benefician de este tipo de sistemita son los menos, pero quienes lo sufren son los más. Desde que Tatcher y Reagan hicieron de las suyas con los postulados de los Chicago Boys, hasta hoy, cuando el capitalismo está en su máximo apogeo, solo sumamos números negativos en todo orden de cosas, partiendo por la pérdida de medio ambientes que permiten la homeostasis terrenal, terminando en los indicadores de pobreza que están creciendo en nuestros países latinoamericanos, países que producen alimentos para el mundo, pero que los propios habitantes que los cosechan no pueden comer.
¿Cuándo empezamos a darle sustentabilidad a nuestros pasos? Mientras antes tomemos decisiones que apunten a desincentivar consumos y motivar afectos, a enterrar individualismos y a potenciar comunitarismo, a germinar solidaridad por sobre individualismo, mejor, mucho mejor.

Rene Squella