Luego de revisar el informe “Demanda de Energía Eléctrica en la Minería del Cobre y Perspectivas de Seguridad en su Abastecimiento”, enero 2010, queda de manifiesto la orientación hacia una mono-dependencia en términos económicos, y la existencia de una infraestructura especialmente orientada hacia un sector económico (primario), lo cual hace pensar en una estructura rígida, elevando las barreras de salida en un contexto extremadamente dinámico y competitivo, lo cual podría eventualmente generar una capacidad instalado ociosa considerable.
Dicho informe muestra la composición de la demanda al año 2008, donde el 53% del consumo energético se explica por la minería del cobre, significando esto el 82% de las ventas de electricidad del SING (Sistema Interconectado del Norte Grande) y el 17% del SIC (Sistema Interconectado Central) , estimando un aumento en la demanda energética en 27.120 GWh, lo cual indicaría un alza de un 52% en comparación con el consumo del año 2008 que alcanzo a los 17.790 GWh equivalente a una tasa anual de crecimiento de 3,6 % , quedando sujeto un aumento de la producción de cobre desde 5.328.000 Ton Cu fino en el 2008 a 7.491.000 ton Cu fino hacia el año 2020 lo cual refleja una relación directa entre el aumento de la producción minera y la generación eléctrica. Por otro lado cabe señalar el punto 4.3 de dicho informe, donde nos habla de la generación eléctrica basada en el carbón y considerando a esta como la alternativa mas clara para diversificar la matriz energética, lo cual sorprende y refleja una falta de planificación a largo plazo de acuerdo a los requerimientos de un verdadero desarrollo sustentable y sometiendo las políticas económicas a un problema estructural incapaz de enfrentar de buena manera las urgentes problemáticas ambientales. A lo anterior se suma el descubrimiento de grandes yacimientos de cobre y litio en Afganistán, luego de prospecciones realizadas por USA, lo cual abre la puerta a una - por ahora - pequeña invitada “La Incertidumbre ”.
Franco Contreras
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