lunes, 25 de abril de 2011

Ciudadanía informada y consciente


En un escenario nacional y mundial en el que campea la desinformación y mayoritariamente las "verdades" emanadas de los grandes medios de comunicación controlados por las corporaciones, es alentador constatar la lucidez de la ciudadanía de nuestro país.
Esto a propósito de la reciente encuesta Ipsos: 61,1%, de los encuestados rechaza los mega-proyectos HidroAysén y Energía Austral en la región de Aysén, Patagonia chilena.Este irrefutable resultado dice mucho, y varias cosas.
En primer lugar, que la multimillonaria campaña de publicidad de HidroAysén, en todos los formatos y horarios imaginables, que incluso tuvo una desafortunada cabida en medios en los cuales muchos pensamos que jamás tendrían espacio, no fue capaz de convencer a la gente de los supuestos beneficios de su proyecto. Les salió el tiro por la culata. Subestimada la inteligencia de los chilenos, su respuesta ha sido contundente: No necesitamos Hidroaysén y sabemos que no se va a apagar la luz si no se concreta. Llama la atención la torpeza de los ejecutivos de las eléctricas en lanzar una campaña del terror tan primitiva, y en tratar de desviar la atención a temas absurdos, como es el financiamiento extranjero, siempre limitadísimo, con que cuentan las ONG chilenas, mientras las empresas obtienen rentabilidades astronómicas. ¿Por qué tanta impericia y truculencia? La respuesta es simple. Están tratando de defender lo indefendible ante un público que ya no es fácil engañar.
En segundo término, es claro que existe en el planeta entero una mayor conciencia ambiental. Esto ya pone un suelo fértil a campañas como ésta. Un sector creciente de la ciudadanía está cada vez mejor informado, a pesar de la casi total hegemonía comunicacional por parte del sector corporativo. El "accidente" radioactivo en Fukushima lleva a que la comunidad internacional informada ya no crea en "plantas nucleares de última generación en seguridad y amigables ambientalmente", conceptos que perfectamente pueden ser extrapolados a las pomadas que nos tratan de vender respecto de las mega termoeléctricas e hidroeléctricas. Cada vez más personas cuestionamos cada día con más fuerza cómo hacemos como humanidad para disminuir la demanda y el consumo de todo, así como cuáles son las fuentes de energía que nos pueden garantizar sustentabilidad social y ambiental a nivel planetario. El cómo generar cada vez más, y el cómo satisfacer la voracidad infinita de los conglomerados trasnacionales para mantener sus rentabilidades, no son las preguntas pertinentes.
Por otra parte, la encuesta Ipsos nos muestra otra nítida realidad: el éxito de la campaña Patagonia Sin Represas, movimiento que ha logrado en menos de un lustro posicionar nuestra Patagonia en la retina de los chilenos, territorio que en el pasado no había sido asumido como parte importante de nuestra identidad por la población del norte y centro sur de Chile. Incluso muchos extranjeros identificaban Patagonia solamente con Argentina. Y la campaña no solamente ha contribuido a saber que existe Patagonia en nuestro territorio, sino también a valorizarla como el inestimable patrimonio de la humanidad que es.
Con el esfuerzo de muchas organizaciones nacionales y extranjeras, y del trabajo de voluntarios y simpatizantes, también hemos contribuido a gatillar el debate, que ya existía años atrás en el contexto internacional, pero sin eco en Chile, sobre la necesidad de contar con políticas energéticas nacionales de largo plazo que promuevan proactivamente el desarrollo de las ERNC y el uso eficiente de la energía. Incluso, dada la pasividad estructural abismante del Estado chileno en esta materia, han debido surgir desde la campaña dos de los primeros estudios sobre los potenciales de las ERNC y de la eficiencia energética en nuestro país, que han posibilitado, en buena medida, los innumerables seminarios, encuentros e iniciativas legales que se están dando actualmente sobre ambas temáticas en nuestra nación.
Las señales políticas desde el Gobierno indicarían que el proyecto de represas en la Patagonia podría ser autorizado en las próximas semanas. Las autoridades y los empresarios están haciendo caso omiso del clamor ciudadano a su elevadísimo propio riesgo. La imposición de proyectos destructivos que cuentan con el lúcido rechazo de la ciudadanía está generando una creciente situación de ingobernabilidad en Chile, y de rechazo a las autoridades, a los políticos y a la política. A la ciudadanía nos toca actuar más y mejor y aumentarle el volumen a nuestra voz. Si logramos una masa aún más crítica algo tendrá que cambiar. ¡Arriba mierda, que se puede!
Por Juan Pablo Orrego S.
Fuente: El Ciudadano. 19.04.11.