sábado, 7 de abril de 2012

TRANSGÉNICOS CONTRA LA APICULTURA

A los muchos impactos negativos que conllevan los transgénicos, se suma ahora el golpe contra la producción apícola mexicana, porque la miel está contaminada —o podría estarlo en el futuro cercano -con polen transgénico: otra tragedia anunciada, como la contaminación transgénica del maíz y otros cultivos, que las autoridades mexicanas decidieron ignorar para favorecer las ganancias de unas pocas transnacionales.

En esa misma línea, Juan Elvira, Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, afirmó recientemente que se podrían sembrar grandes superficies de maíz transgénico en el norte de México, sin colocar en riesgo los maíces nativos o la biodiversidad. Un aporte más al concierto de falsedades que repiten las autoridades de que los transgénicos servirían para aumentar la producción o enfrentar el cambio climático, cuando la realidad muestra lo contrario.

La contaminación transgénica de la miel se puso de manifiesto cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenció el 6 de septiembre de 2011 que la miel que contenga más de 0.9% de polen transgénico deberá ser etiquetada como producto que contiene transgénicos, o si contiene polen transgénico de variedades no autorizadas para el consumo humano (como el maíz Bt Mon810 de Monsanto ) no se podrá comercializar.

Por Silvia Ribeiro (Grupo ETC) www.grain.org



El caso lo presentó un apicultor de Baviera, Alemania, cuyas colmenas se contaminaron con polen de maíz Bt Mon810 procedente de un cultivo experimental, es decir, ni siquiera por grandes superficies, y supuestamente, en condiciones de “bioseguridad”.
En México, gracias a los dictámenes gubernamentales, se han aprobado 19 siembras experimentales de maíz transgénico que contienen ese cuestionado gen Mon810, y decenas de miles de hectáreas de otros transgénicos que amenazan la biodiversidad, el futuro de la apicultura mexicana y a las miles de familias campesinas que dependen de ella.
La Organización Nacional de Apicultores (ONA) convocó el 9 de noviembre de 2011 al foro “Organismos genéticamente modificados y su impacto en la apicultura”, con el apoyo de la Comisión Especial de Seguimiento a las Evaluaciones del Programa Especial Concurrente para el Campo, de la Cámara de Diputados, de México. Ahí expusieron diversos expertos en los temas de transgénicos, biodiversidad y apicultura. Monsanto fue invitada al panel pero no se presentó. Los asistentes eran sobre todo apicultores campesinos. Más del 80% de los productos apícolas en México provienen de campesinos que usan métodos tradicionales. La polinización que hacen las abejas es fundamental en la producción agrícola y la biodiversidad.
Miguel A. Munguía de la sociedad cooperativa Educe de Yucatán, explicó que México es el tercer exportador de miel a nivel mundial y 40% de ésta se obtiene en la península de Yucatán, zona donde 98% de la miel se exporta a Europa, proveyendo sustento a 25 mil familias campesinas en las épocas de mayor necesidad, cuando baja la producción de cultivos.
En esa zona se han aprobado en los últimos años varias experiencias con transgénicos, en áreas cada vez mayores. Para 2011-2012, Monsanto solicitó la siembra piloto de 30 mil hectáreas de soya transgénica en varios municipios de producción apícola campesina (“piloto” es un eufemismo, porque es a campo abierto y se puede vender). Esto equivale a condenar a muerte la exportación de miel de esas áreas.
Además de la contaminación de miel por polen transgénico, que aumentaría exponencialmente en el caso del maíz, los transgénicos también aumentan el uso de glifosato y otros agrotóxicos que dañan la producción apícola y la biodiversidad, contaminan tierra, fuentes de agua y tienen impactos severos a la salud de los pobladores, en especial los niños.
En el foro se presentaron datos científicos basados en el análisis de más de una década de producción en Estados Unidos, el mayor productor mundial de transgénicos, que confirman que la soya transgénica produce menos que la híbrida. En el caso del maíz, la producción es similar a la de los híbridos, pero el precio de la semilla y los riesgos a la biodiversidad son mucho mayores. Además, la producción actual de maíz en México es sobradamente suficiente para las necesidades alimentarias de la población y de gran parte de la pecuaria y otros usos. Las importaciones de maíz transgénico son solamente por la demanda de transnacionales de la industria pecuaria que operan en México, y no serían necesarias si la producción pecuaria fuera en pequeña escala, con forrajes diversificados.
En el foro se mostró claramente que los transgénicos no se necesitan, que no producen más, que usan más tóxicos y que colocan en riesgo el maíz en su centro de origen, la biodiversidad y ahora además, la apicultura y la miel, un importante producto de exportación del país. Así, los apicultores se suman a la vasta mayoría de la población que exige que se frenen los transgénicos en México.