martes, 11 de diciembre de 2007

UNA VOZ CAMPESINA

La animadversión con que generalmente son recibidas las críticas a la estructura social de las ciudades cuando éstas provienen del ámbito rural, no es sorpresivo, ya que, la capacidad de hacer un parangón, generalmente, está forzosamente desarrollado en el campesino, pues es este, el que ha tenido que emigrar y no así el habitante urbano de nacimiento, ya que ha mirado al campo solo como paseo de fin de semana, vacaciones o simplemente leído en un libro de historia construyendo un pensamiento sobre ideas prestadas de algún autor de antaño.
El párrafo anterior debe haber esculpido algunos ceños fruncidos, pero ese no es el objetivo. Es sabido por todos la necesidad del ser humano de reunirse para poder subsistir, pero esta agrupación se basa en la producción y el intercambio comercial, lo que nos conduce a una reunión de factores productivos, entre los que encontramos la mano de obra, insumos, y capital. Es alrededor de estos que se forja la cultura de una ciudad, y un buen ejemplo es Valparaíso, ciudad portuaria por excelencia, y transversal a todo, encontramos la comunidad virtual, la que también produce, tranza y obtiene una gran rentabilidad, pero las necesidades biológicas del ser humano no son virtuales, ni tampoco los desempleados y cesantes, guardando la distinción macroeconómica entre ambos, siendo estos últimos el adorno permanente que envuelve al polo de desarrollo, al que algunos llaman cinturón de pobreza, y es en este sector donde el ideal conveniente de la ciudad como ente democratizador de la sociedad cae sin remedio.
Es desde esta perspectiva que la ciudad ensimismada debe abrir su pensamiento y considerar preservar aquellos espacios que permiten su subsistencia, entre los que el mundo rural ocupa un lugar de increíble importancia, ya que es de donde la ciudad se abastece a través de los ríos que mágicamente brotan como agua potable de la llave, ganadería que es plato principal para la mayoría de las dueñas de casa, agricultura, energía, diversos insumos para industria y ahora último, combustibles ( bio-combustibles ), y etc.
Aquellos que aún piensan que este llamado es solo por nostalgia de la vida de campo, procuren mirar más allá de los límites urbanos.

Franco Contreras