lunes, 28 de marzo de 2011

Protesta por las energías limpias en Santiago: “Que Chile no tenga la energía suficiente para enfrentar los desafíos futuros es un mito”

El domingo 20 de marzo, nadie sabe con precisión cuantos fueron los que recorrieron la Alameda para protestar a favor de las energías limpias. Mientras Camila Moreno, que tocó en el escenario instalado en la plaza Brasil al cabo de la marcha, afirma que eran “más de 10.000”, un policía hablaba de “entre 1000 y 1200 personas”. Si la convocatoria de Greenpeace no había elegido la fecha al azar, aprovechando el impacto mediático de la visita de Obama, esta adquirió una dimensión aún más fuerte por los hechos recién ocurridos en Japón.
Por Marion Bastit
Si el acuerdo firmado entre Piñera y Obama el viernes no contiene nada específico acerca de la implementación de una planta nuclear en Chile, se trata sin embargo de un primer paso en esta dirección. De hecho, el texto, de unas tres o cuatro páginas, define más bien lineas estratégicas, dentro de las cuales se encuentran becas para estudiantes nacionales a fin de que vayan a los EEUU para conocer la institucionalidad vinculada con el sector nuclear. Según Samuel Leiva, coordinador de campaña de Greenpeace en Chile, “faltan al mínimo 8 años antes de la firma de un contrato, que sería el último paso del proceso”. Sin embargo, subraya que nunca hubo un avance tan significativo hacia la energía nuclear desde la nominación de Golborne como Ministro de Energía y Minería. En tres meses, ya es el segundo convenio internacional que firma sobre este tema. El primero establecía un link industrial entre compañías chilenas y francesas, dentro de las cuales está GDF Suez, conglomerado industrial relacionado con el nuclear. “Se firmó en cuatro días durante la visita a Francia del ministro para conocer las plantas nucleares, pero es cierto que la decisión había sido tomada mucho antes”, destaca Samuel Leiva. Además, ya existe otro acuerdo geo-político con Argentina, país que tiene una planta nuclear en funcionamiento y otra en construcción, y que contempla el desarrollo de capacidades conjuntas.
Pero para Juan Carlos Marín, del Partido Ecologista de la cuarta región, “que Chile no tenga la energía suficiente para enfrentar los desafíos futuros es un mito”. Para Samuel Leiva, “el nuevo interés para la energía nuclear es estrictamente vinculado a la minería, no está pensado ni para otros sectores, ni para el interés de la gente”. Si bien Luis Mura, de la Comunidad para el Desarrollo Humano, estima que la nuclear es la energía del futuro, recuerda que “está en desarrollo aún, y todavía falta mucho que conocer”. Mientras es favorable a su uso en la medicina o en el transporte, reconoce que hay “otras fuentes de energía más sustentables que desarrollar primero”. Además, se plantea el problema del riesgo sísmico, como se evidenció recientemente en Japón. Sin embargo, la central de Fukushima había sido construida en el 1971 para resistir a un terremoto… pero no de 9 grados. “Apostaron que en 40 años no iba a pasar nada”, cuenta Samuel Leiva, “pero ahora están usando agua del mar para enfriarla, última opción con la cual la planta se estropeó definitivamente, y tendrá que ser enterrada”. “El problema hasta hoy aún no lo solucionan, y el accidente tendrá consecuencias económicas y medioambientales para Japón durante al menos 3 años”. Pero mientras el riesgo nuclear es global, como se vio en el caso de Chernóbil, no existen normas internacionales que predominen sobre la ley nacional, dejando a cada país la libertad de instalar plantas nucleares en su propio territorio.
Este domingo, no fue sólo la energía nuclear que se cuestionó, sino la política energética chilena en su conjunto. “No es bien definida, no se sabe hasta donde se quiere ir”, denuncia Samuel Leiva, aludiendo al desarrollo de las termoeléctricas, “desde Iquique hacia Arauco”. Según Juan Carlos Marín, “en este ámbito lo que prevalece son intereses económicos. La energía nuclear no es más barata, es un mito. Hay costos adicionales muy elevados de mantención y de tratamiento del uranio, además del costo social que es inmensamente grande, ya que, como visto en Japón, el nuclear es evidentemente peligroso”. Propone otra alternativa,  la cual defenderán los candidatos locales del Partido Ecologista en las próximas elecciones: un subsidio a cada casa para que instalen energías renovables. Así, a la par que dejarían de depender de los grandes consorcios, no sería necesario construir más plantas nucleares. Más allá, con la venta de la energía producida restante a la industria, se financiaría la instalación de estas energías. Destaca que además, Chile es un país que tiene una geografía favorable al desarrollo de las energías alternativas. “Tenemos una costa de 6.000 km donde se podrían instalar mareomotrices, y el desierto de Atacama podría estar lleno de paneles solares…”, imagina Juan Carlos Marín. “Lo que nos hace falta es una política energética estratégica de largo plazo”, concluye.