En un escenario de
escasez de recursos naturales, y especialmente teniendo en cuenta la
decadencia del orden unipolar que emergió al finalizar la Guerra
Fría, ¿cómo ves los próximos escenarios en términos
geopolíticos?
A mí siempre me ha
llamado la atención la teoría de Olduvai de Richard Duncan, aunque
algunos puedan considerar que el autor que la propuso es un lunático.
Si uno mira racionalmente las cosas, esta teoría es muy coherente.
Vivimos en la civilización del petróleo, una excepción fugaz que
empezó en un lugar y momento determinado, en Estados Unidos en la
década de 1920, y va a durar nos dice su autor, casi exactamente un
siglo cronológico. En este siglo ha habido abundancia de petróleo,
en el sentido en que se puede acceder al recurso y se garantiza este
modo de vida capitalista para un número significativo de la
población. Duncan nos dice que esto va a durar exactamente un siglo.
¿Y luego qué va a
pasar? Pues el regreso a la historia tradicional de la humanidad:
cuando se haya terminado la burbuja energética del petróleo, el
retorno a la cueva de Olduvai, una caverna de Tanzania en donde se
han encontrado los restos humanos más antiguos, y en donde se cree
vivieron los primeros hombres. ¿Y ellos cómo vivían? A oscuras.
Claro, decir eso hoy en el reinado de la luz y del despilfarro
energético, puede sonar lunático y apocalíptico. Si se observa
cómo funciona la moderna sociedad industrial, el anuncio no es
ilógico.
Cada vez aumenta más el
consumo de energía a nivel mundial, y es lógico que aumente porque,
luego de la desaparición dela Unión Soviética, la caída del Muro
de Berlín y la imposición del mercado capitalista a nivel mundial,
se generalizó su lógica productivista y consumista, así como su
estilo de vida, entonces el mundo se convirtió en un inmenso
supermercado en el que hay que consumir todo lo que exista.
En términos energéticos
eso se expresa, por ejemplo, en la generalización del automóvil,
porque la cantidad de automóviles que hoy ruedan en el mundo no
tiene parangón histórico. Hay casos además extremos como el de
China, y lo que sucede en Pekín, que puede considerarse como un
ecocidio diario. Autores como Thomas Friedman, de los que uno no
dudaría en ese sentido, por el culto al consumo, dicen que en Pekín
cada día circulan mil nuevos automóviles.
Y si comparamos lo que
hoy es Pekín con lo que era hace 25 años, observamos una
transformación que comúnmente necesitaría mucho más tiempo para
explicar cómo una ciudad se transforma hasta el punto que, de ser la
capital mundial de la bicicleta, en donde no había automóviles, ni
congestiones, ni choques, ni nada por el estilo, hoy sea un lugar con
miles de automóviles, con embotellamientos y la contaminación que
producen los coches. Este es el modelo que se está imponiendo a
nivel mundial en todas las ciudades, con un consumo intensivo de
automóviles con todo lo que eso supone.
En esas condiciones, lo
que está sucediendo en el capitalismo es algo así como el que sabe
que al frente hay un abismo, y en lugar de evitarlo acelera la fuga
hacia adelante, que además es propia de los economistas. En lugar de
retrasar la llegada al abismo, se está acelerando mediante todas
estas formas de consumo, diciendo que las advertencias son anuncios
catastrofistas, porque en otros momentos se han hecho anuncios
similares pero el capitalismo ha logrado encontrar la alternativa
energética necesaria y ahora las cosas no van a ser distintas. Eso
es, más o menos, lo que se dice de manera optimista.
Pero hay dos aspectos
geopolíticos que deben ser mencionados: una cosa es el discurso
público y otro el discurso interno. En el discurso público, que
venden las multinacionales, los políticos y muchos académicos, se
sostiene que no es cierto aquello que el petróleo se está agotando,
y hoy eso ha vuelto a cobrar fuerza, porque en Estados Unidos ha
aumentado la producción de petróleo.
En consonancia, se dice
que no es cierto que el petróleo se esté agotando. Incluso, el
periodista ingles George Monbiot, que escribió un libro sobre el
calentamiento global, ha dicho que las tesis sobre el pico del
petróleo eran falsas y eso que estamos hablando de un personaje
próximo al movimiento ecologista. Considera que no es cierto que
exista pico del petróleo sino que, antes por el contrario, hay tanto
que nos vamos a asar como sardinas en el petróleo, por estos
supuestos nuevos descubrimientos.
Esto mismo afirman
quienes niegan el pico del petróleo, lo que se dice y se escribe
para desinformar y negar la magnitud de lo que está en juego, y
proseguir con la misma lógica capitalista. Pero en el discurso
interno, cifrado, de los políticos se dicen cosas completamente
diferentes. En concreto ¿qué afirman tanto las multinacionales como
los dirigentes políticos de los estados imperialistas, empezando por
el de Estados Unidos?
Ellos tienen claro que el
petróleo se está agotando, y no solo el petróleo sino muchos
recursos. Incluso el Departamento de Estado y el Departamento de
Defensa de los Estados Unidos han elaborado estudios sistemáticos en
los que aparece un registro de los metales y de los minerales
estratégicos y se establece un registro de sus necesidades. Incluso,
hacen una caracterización: hay recursos estratégicos en los cuales
Estados Unidos tiene una dependencia total, del 100 por ciento, es
decir que todo lo debe conseguir en el exterior. Y luego viene un
análisis de los recursos naturales en los que Estados Unidos depende
hasta en un 50 por ciento.
Y todos los recursos
estratégicos están en esa franja. Incluso, hacen una categorización
todavía más precisa en aquellos recursos que consideran de
seguridad nacional, es decir, es obligatorio que esos recursos se le
faciliten a la economía de Estados Unidos. Y en algunos de esos
informes se asegura que en el caso de que no sea así, Estados Unidos
se reserva el derecho de utilizar todos los medios militares,
incluyendo las bombas atómicas, para tener acceso a esos recursos.
Obviamente, eso no es de
dominio público, ni los políticos, ni los académicos, ni los
voceros de las multinacionales hablan de esa forma. Esa es
información de consumo interno, que está relacionada con el control
geopolítico y geoestratégico del mundo. Ellos tienen claro que los
recursos materiales y energéticos se están agotando y, como lo
tienen claro, han mapeado el planeta en zonas vitales, en zonas
estratégicas, y en algunas zonas de reserva. En la geopolítica
mundial se desenvuelve una guerra mundial por los recursos.
Me parece que es una
tesis muy importante que planteó Michael Klare en varios libros: una
guerra no declarada por los recursos, jamás reconocida como tal, un
conflicto que se ha acentuado por la entrada en el escenario de
nuevos actores, principalmente China e India. Porque lo significativo
del tal milagro chino y el tal milagro indio radica en que estamos
asistiendo a más de lo mismo, la formación de un capitalismo
similar al de la revolución industrial inglesa del siglo XVIII.
Eso es lo que está
emergiendo en los países mencionados. Y para hacerlo posible se
necesita lo que es ineludible en términos físicos: materia y
energía. Lo que están haciendo los chinos, y en menor medida los
indios, es buscar fuentes de energía y de materiales. Los chinos ya
están incursionando en África, y la división territorial de Sudán
es una primera consecuencia.
Aquí en América Latina,
los chinos han hecho acuerdos con la mayor parte de los gobiernos,
incluyendo los llamados gobiernos progresistas, para asegurarse el
control de importantes fuentes de minerales, empezando por el
petróleo. Como se trata del mismo patrón civilizatorio, funciona
con la misma fuente energética, con petróleo. De esta manera, lo
que es seguro es el agotamiento del petróleo. Uno se pregunta, si
China se embarcó lamentablemente en esa vía capitalista ¿cómo va
a hacer después para mantenerla?
Esto que estamos
planteando no es ni mucho menos popular, nadie lo sostiene porque se
aplaude el modelo chino, que se presenta como la alternativa, como lo
máximo en términos de crecimiento. Incluso, muchos aplauden que
China pueda llegar a convertirse en el país hegemónico y esté
impulsando otro tipo de capitalismo y cosas por el estilo.
Existe una disputa
geopolítica por la apropiación de recursos y los grandes conflictos
que hay en el mundo se encuentran relacionados, de manera directa o
indirecta, con el control de fuentes energéticas y de recursos
minerales. Y otra cosa que se empieza a ver con relación a la teoría
de Olduvai estriba en que en muchos lugares del mundo ya es una
terrible realidad y, tal vez un ejemplo a pequeña gran escala, es lo
que sucede en Haití.
Es un país que se
debería estudiar, porque es un anticipo de lo que espera al resto
del mundo: un país devastado ambientalmente, al que solamente le
queda el 2 por ciento de la capa vegetal que tenía hace 200 años,
en donde han desaparecido los ecosistemas; la tierra es prácticamente
un desierto; a la energía solo puede acceder una minoría escasa,
mientras el resto de la gente vive en la oscuridad plena, muriéndose
de hambre y miseria, y, además el territorio está ocupado
militarmente porla ONUy los Estados Unidos, endeudado y sometido a
planes de ajuste.
Es un anticipo del
regreso a la cueva de Olduvai. En realidad, lo de Haití se presenta
en muchos países del mundo, en las regiones donde la fuente
energética fundamental sigue siendo la leña o el carbón vegetal.
Esto indica que existe una segmentación energética que también es
una segmentación de clase, porque, en última instancia, la
diferenciación de clase se manifiesta en el consumo de energía, o
sea, en el nivel de vida de las clases dominantes que tienen acceso a
piscina propia, a casas confortables, a varios automóviles, que
consumen productos microelectrónicos, todo lo cual finalmente es
consumo de energía.
A nivel internacional hay
parámetros sobre el nivel de consumo mínimo vital de energía
indispensable para que un ser humano viva y se hacen las
comparaciones entre el consumo de calorías de un habitante de Haití
y un habitante promedio de los Estados Unidos, y las diferencias son
impresionantes.
Decir estas cosas no
resulta popular porque es muy dura la situación, y a nadie le gustan
las malas noticias, a la gente le gusta exaltarse con los triunfos o
con las grandes realizaciones de la humanidad y los triunfos
individuales. Pero en algún momento deben plantearse estas cosas,
aunque las personas que lo hagan sean como los malos agoreros del
mundo contemporáneo.
Por Renán Vega Cantor el
01/12/12