Tal vez la siguiente
historia ha pasado al olvido para muchos, sin embargo, para los
familiares de las víctimas contaminadas e incluso para ellos mismos,
jamás olvidaran ésta terrible negligencia industrial ocasionada por
la empresa Pizarreño, la cual algunas manos oscuras se empeñan en
que sea invisibilizada. Pues son cientos de personas que han muerto
a causa de la asbestosis, una especie agresiva de cáncer que ataca
la pleura del pulmón. Por lo que los afectados siguen luchando y
creando conciencia respecto a este mal y el daño, que ha causado en
la comunidad y en el medio ambiente, producto de una empresa que
lleva funcionado en el país casi 65 años. Y que no hace mucho
tiempo dejó de fabricar su producto estrella, el asbesto, un mineral
altamente tóxico que fue la panacea para construir y cubrir los
techos de las viviendas en Chile, pero que ya ha matado a 20 millones
de personas en el mundo. Y que de seguro marcó la historia local por
batir records en muertes.
Es así como el sábado 4
de mayo pasado, pobladores que viven este flagelo industrial,
organizaron un seminario llamado: “Asbesto en Chile. Diagnósticos
y propuestas a la injusticia socio-ambiental”. Con el apoyo de la
agrupación ciudadana, Unidos Contra el Asbesto (UCA). En aquella
oportunidad se lanzó también el libro, “Fibras Grises de Muerte:
El silencio del mayor genocidio industrial en Chile”, por la
antropóloga Tania Muñoz y la historiadora Constanza San Juan
Standen, quienes le dieron una vuelta de tuercas a este grave
desastre de masas.
En ese contexto, el
encuentro fue desarrollado en el Auditorium Municipal de Maipú en
una jornada informativa, reflexiva y de denuncia acerca de este
componente industrial llamado asbesto, el cual ha sido un enemigo por
más de 30 años contra la vida de más de 400 trabajadores de las
empresas de Pizarreño en Chile. Otro antecedente revelado en el
seminario, fue que “el “42,2% de las viviendas del país fueron
construidas con paneles o con techos que contienen asbesto”, según
el Censo del 2002. Pero éste material altamente tóxico también se
encuentra en otras partes de las zonas urbanizadas, por ejemplo, “en
las cañerías para el transporte del agua potable en la Región de
Valparaíso, hay un 44% de tuberías hechas a base de asbesto en la
sanitaria de Esval; Aguas Andinas (en la Región Metropolitana) tiene
el 58% de las cañerías que contienen asbesto; Essbio, la sanitaria
de las regiones del sur del país, posee un 30% de este mineral
mortífero en sus cañerías, y Aguas Antofagasta, utilizó un 44%”.
El asbesto o amianto es
un mineral extraño y mortífero, que es microscópico y del tamaño
de fibras finísimas. Y provoca asbestosis a la inhalación (boca o
nariz) constante de fibras o polvillo de asbesto, las cuales circulan
por los conductos aéreos hasta los pulmones. El más común de estos
cánceres es el mesotelioma pleural o peritoneal, que ataca a la
pleura del pulmón, y otro es el cáncer broncopulmonar, que incluso
puede presentarse en un plazo de hasta 40 años.
Violación a los DD.HH No
Reconocida
Entrando en materia del
seminario mencionado, anteriormente, fue bastante variado y con
perspectivas en cada una de sus ponencias. Expertos como Lucio
Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos
Ambientales, reveló que “recientemente en noviembre del año
pasado, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) incorporó
un capítulo en sus informes a partir de un estudio que hace del
último periodo 2011-2012, sobre los conflictos socio-ambientales y
como éstos están violando los derechos humanos a los largo de
Chile. El organismo de Estado hizo un catastro en un mapa, con 97
conflictos durante ese periodo, pero ninguno de ellos hace alusión
al tema del asbesto (…) entonces claramente si esto no se
visibiliza y no está en los medios de comunicación de masas, estas
problemáticas no existen, y difícilmente se podrá hacer justicia y
reparación a las víctimas afectadas”.
“En 4 Álamos hay un
colegio, El Llano, y los alumnos que están allí, están frente a
los departamentos que hicieron con techos de asbesto-cemento, los
cuales ya se están degradando. O sea, que en el año 2004 instalaron
a los niños donde está la misma contaminación”, contó Omar
Risco en el encuentro socio-ambiental. Él vive en la población 4
Álamos y pertenece a la agrupación, Ceibo, un Centro Cultural,
Social y del Medio Ambiente. Risco, además afirmó que, “como
organización buscamos más de 15 lugares en donde se pudiera
construir la escuelita, ya que había una necesidad real de estudiar,
pero que estuviera libre de la contaminación, aunque la porfía de
las autoridades de turno igual construyeron el colegio en una zona
contaminada”.
La Empresa Pizarreño
pertenece al grupo belga Etex Group S.A y en tiempos pasados se
alianzó con el Estado en el gobierno del derechista, Arturo
Alessandri Palma (1920-25 y 1932-38), cuando su hijo, Jorge
Alessandri, fue accionista y director de la Sociedad Comercial. Otros
personajes importantes del mundo político y económico, que fueron
cabezas de la industria del asbesto, fue el último Ministro de
Hacienda de Pinochet, Martín Costabal. Y también la familia
multimillonaria del grupo Matte se paseó por Pizarreño hasta el año
2006, con un 24,47% dueña de las acciones allí.
Rosa Arredondo también
contó su experiencia de cuando su esposo en el año 1968 entró a
trabajar en la Planta de Pizarreño, en la comuna de San Pedro de la
Paz, en Concepción. “Mi marido llevaba unos paños que eran de
asbesto, que los usaban en la empresa y se los regalaban a los
trabajadores, y ellos los llevaban a sus casas. Mi marido también
nos llevaba a mí y a mi mamá, que vivía con nosotros en ese
tiempo. A ella le gustaban porque decía que servían de alfombra.
Los lavamos, los tendíamos y los sacudíamos, pero mi madre murió a
los 66 años de un cáncer severo”.
Un Mineral Mortífero
En el año 1930 en
adelante, cuando Pizarreño nacía para masificarse en el mercado
interno de Chile, con la manufacturación de diferentes productos
utilizados para la construcción de viviendas sociales, y además con
un monopolio del producto (que iban desde la fabricación de: techos,
tubos de cañería, planchas e incluso ropa), nadie sospechaba que
años más tarde este material a base de asbesto-cemento sería un
enemigo mortal para los vecinos de Maipú en Villa Pizarreño,
Aromos, Portales, 4 Álamos, entre otras localidades (todas ubicadas
a la altura de Av. Camino a Melipilla). Y también para los
pobladores de San Pedro de la Paz en Concepción, quienes han vivido
en carne propia las aflicciones de la asbestosis.
En la actividad contra el
asbesto en Chile, también se mostró un cortometraje audiovisual
llamado “Miño”, del director Rodolfo Abud, quien en su obra
describió los hechos ocurridos, los cuales cabe recordar, que un 30
de noviembre del 2001, cuando en las afueras del palacio la Moneda,
a vista y paciencia de los transeúntes, Eduardo Miño, obrero de
Pizarreño, tomó un cuchillo y abrió su abdomen. Y luego se
rociaba con combustible y se quemaba a lo bonzo, en un intento por
escapar del sufrimiento y para hacerles saber a las autoridades de
gobierno, que él padecía asbestosis, y que este crimen industrial
masivo pasaba inadvertido en la sociedad.
En la ponencia el
abogado, Cristian Leontic, perteneciente al equipo jurídico de la
Agrupación Unidos Contra el Asbesto, se refirió a la
responsabilidad civil y penal de este desastre socio ambiental. Por
lo que el defensor de la comunidad, habló acerca de los
incumplimientos a las leyes laborales de la empresa, y señaló que,
“Pizarreño pasó por alto el tema de las mascarillas en sus
empleados, en sentido con las personas que hemos trabajado ellas
dicen que jamás usaron mascarillas, aunque algunas veces la empresa
le proporcionaba mascarillas pero estas no eran las adecuadas, pero
ellos lo que hacían era que se agotaran esas máscaras porque no
tenían stock con las que se supo eran mejores. Entonces permitían
que sus trabajadores siguieran usando las máscaras que no servían
hasta que se agotara el stock.
Leontic además agrega
que “a los criminales a veces los pillan, y cuando los pillan son
por errores de ellos mismo. Y Pizarreño en su caso publicaron hasta
el año 90 una revista que se llamaba revista Pizarreño, y en ella
aparecen en muchas fotos personas trabajando en lugares contaminados
por asbesto, sin mascarilla y con ropa de calle, por lo tanto, ellos
mismos se delataron”.
En efecto, este es uno de
los episodios más graves en cuanto a tragedias socio-ambientales que
se registran en Chile. Y Juan Carlos Ortiz, miembro de la Agrupación
Unidos Contra el Asbesto (UCA), explica el concepto porque es un
genocidio. “Decimos que esto es un genocidio, porque es una matanza
de muchas personas que es dirigida. Aunque este término se usa
especialmente en las guerras cuando se dirige la matanza a ciertos
grupos étnicos, nosotros hemos acuñado esta nueva versión como un
genocidio industrial, simplemente, porque se trata de una empresa que
dirige pensadamente, racionalmente su matanza, porque esto fue
simplemente bajar los costos de la compañía no importándole las
consecuencias de ello, entonces hay una especie de raciocinio en
donde Pizarreño dirige ésta matanza hacia sus propios empleados y
hacia las comunidades que rodean la fábrica de asbesto”.
Aunque recién se están
viendo sus nefastas consecuencias para la salud humana, si bien es
cierto recién en el año 2001 en el gobierno de Ricardo Lagos se
dictó una ley que prohibía el uso, la elaboración y la
comercialización del asbesto en nuestro país, el activista de UCA
reconoce que es “muy buena iniciativa porque hizo resonancia en el
mundo que este mineral hace daño y fue científicamente comprobado.
Sin embargo, Ortiz cuestiona este decreto supremo y dice que, “la
ley porque no da cuenta de los que han sido afectados durante la
historia de Pizarreño y de otras empresas en otra época, de lo que
han significado todos los efectos, en las víctimas pasadas,
presentes y desgraciadamente de las que van a venir en el futuro”.
Respecto a un episodio
gravísimo de la historia de este “crimen de masas”, la Mutual de
Seguridad quien durante años estuvo coludida con cancerígeno, por
el contrario,la entidad médica omitía la real enfermedad de los
empleados. Y así lo demuestran las autoras de esta reveladora
investigación de denuncia, “Fibras Grises de Muerte: El silencio
del mayor genocidio industrial en Chile”. En un capítulo del libro
se develan los hechos de la siguiente manera: “cada cierto periodo
los trabajadores de Pizarreño recuerdan que se realizaban exámenes
de salud en la Mutual de Seguridad, principalmente espirometrías y
radiografías para ir evaluando su estado, sin embargo, nunca se les
informó sobre el real estado de éstos”. Pues así lo contó en un
breve relato, Juan Carlos Villaroel, ex obrero y dirigente sindical
de la empresa. “En la mutual, normalmente se da que una vez al año
nos hacían los exámenes, la radiografía, dos minutos, tres
minutos, chao, todos bien”. Pizarreño en el ocultamiento de
cientos de casos de trabajadores que estaban contaminados con este
mineral.
Pero ¿qué hay detrás
de este tema que ha estado soslayado ante la opinión pública? y
¿quiénes vendrían siendo otros responsables implícitos en esta
negligencia que contribuyó al genocidio?
Otras responsabilidades
recaen directamente en las instituciones de Estado, principalmente en
los Ministerios de Salud, Medio Ambiente y sobre todo en la cartera
del Trabajo por dejar pasar tamañas irregularidades en Pizarreño,
ya que cuyos antecedentes eran imprescindibles, y además desde hace
mucho tiempo ya se tenía conocimiento de causa del riesgo de
trabajar con asbesto-cemento, ya que se había firmado en Chile, en
el año 1986, el Convenio 162 de Ginebra, en donde la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) que habla en torno a los riesgos de
este mineral industrial para la salud de los trabajadores, es decir,
que desde el año 2001 cuando se prohibió oficialmente el asbesto,
las autoridades demoraron 15 años en ratificar este Decreto Supremo
256. El que incluso no era necesario discutirlo en el Congreso, ya
que se podía despachar directamente desde el ejecutivo.
En consecuencia, parte
del acápite del convenio firmado en el años 86` con la OIT se
refería a los siguiente términos, contemplaran “la sustitución
del asbesto o de ciertos tipos de productos que contengan asbesto,
por otros materiales o productos o la utilización de tecnologías
alternativas, científicamente reconocidos”. Pero sobre todo por su
carácter como un elemento tóxico, que conllevaba a enfermedades
tipificadas como profesionales para los trabajadores.
Otro antecedente no
menor, fue que en el periodo de la Concertación, Roberto Belmar
Erpel, secretario Regional Ministerial (Seremi) de Salud de la Región
Metropolitana en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle en el año
1999, el seremi señaló públicamente que, “no se puede prohibir
aún el uso de asbesto en nuestro país, pero si regular de manera
eficaz su utilización”.
Aunque lo más fatal es
que en la actualidad hay un número indeterminado de personas
contaminados por el asbesto, y lamentablemente ya es tarde para
prevenir en esos casos no detectados la enfermedad, porqué la
desidia y la indiferencia de las autoridades chilenas que han estado
de turno, colaborarían con la muerte de mucha gente inocente que
ignoró por años las consecuencias de las fibras del asbesto al ser
inhaladas.
En ese sentido, que
violar normas de emisión de contaminantes en la comunidad, normas de
seguridad laboral (como ocultar información respecto a la salud de
los trabajadores, omitir el uso de protecciones como: mascarillas,
cascos, zapatos, lentes y ropas adecuadas para manipular el
asbesto-cemento). Y también desestimar recomendaciones del campo de
la medicina, reafirman la tesis que aquí estamos frente a una
negligencia y un hermetismo de Estado frente al fatídico caso de
asbestosis en la población.
Pero más lamentable es
que aun sigue en total impunidad este GENOCIDIO INDUSTRIAL de la
empresa privada Pizarreño, que por el sólo hecho de abaratar costos
fijos en su producción ocasionó un daño socio-ambiental; y cientos
de miles de víctimas que claman justicia, la cual hasta la fecha ha
sido “enterrada en el olvido de la memoria colectiva” con un
silenciamiento en los medios de prensa y con una nula voluntad de
crear una comisión investigadora del asbesto en el senado.
Fuentes bibliográficas:
*Libro“Fibras Grises de
Muerte: El silencio del mayor genocidio industrial en Chile”.
(Tania Muñoz y Constanza San Juan Standen).
* Revista digital Ciencia
& Trabajo (C&T)
http://www.cienciaytrabajo.cl/pdfs/21/pagina%20A70.pdf
+ links de interés:
http://asbestochile.wordpress.com/ y
http://www.facebook.com/movimiento.uca