"ragiñkülewechi
küyen mew, fey wiñotuy tripan antü pige ke fuy"
(Con las fases de la
luna se cuenta un recorrido del sol)
Para el pueblo Mapuche y
para todos los pueblos indígenas del sur del mundo, el ciclo de las
estaciones esta medido por las 13 lunas que configuran un año. Estas
estaciones son 4, cada una con su tiempo de duración y su
característica propia, haciéndola especial y única para cada
necesidad del pueblo; la primera, conocida como Puken (tiempo de
lluvias) comienza el 21 de junio y termina el 20 de septiembre dando
inicio a Pewû ( tiempo de brotes) la que culmina el 20 de diciembre.
El día 21 de diciembre se da comienzo a Walûng (tiempo de
abundancia) y el 21 de marzo inicia Rimû (tiempo de descanso)
finalizando el 20 de junio.
El inicio de este ciclo
lunar es conocido entre los Mapuches bajo el nombre de We-tripantu ,
llamado también We Xipantu o Wiñoy Xipantuestá lo
que etimológicamente significa “la nueva salida del sol” que es
representado con la luna llamada trufken-küyen ( luna gris o luna de
cenizas), cuando esta se visualiza comienzan los preparativos para la
fiesta-ceremonia. Desde este día el sol avanza desde el
Puel-pikumapu (noreste) hacia el Puel-willimapu (sureste)
Ésta es una fecha muy
importante para el ancestral pueblo ya que para ellos significa la
unión del che (humano) con la madre tierra; este nuevo sol genera
una nueva oportunidad de vida tanto para la naturaleza como para el
ser humano, brindándole a ambos energías renovadas para comenzar un
nuevo ciclo, además de que este fenómeno tiene todo un trasfondo de
religiosidad y trascendencia mayormente para las niñas a las cuales
se les perfora sus orejas para poder usar aros y se les da el nombre
de su abuela, lo que también sucede con los niños que reciben el
nombre de su abuelo.
Esta es una celebración
familiar y de amistades; todos se reúnen en una ruca la cual tiene
una ubicación estratégica, con la puerta en dirección a la salida
del sol (puelmapu) para así poder recibir sus primeros rayos de
energía y que además contiene en su interior un gran fogón que
cobija a todos los invitados a esta ruca anfitriona. El sol debe
conectarse con el fogón por lo que su ubicación es completamente
estratégica. Los invitados, con anticipación, reúnen yewün
(regalos o alimentos) para compartirlos en el misawün (convivencia).
La celebración dura toda la noche comenzando con juegos por parte de
los hombres mientras las mujeres, niñas, jóvenes y abuelas preparan
distintos tipos de alimentos y brebajes, sopaipillas, mote (kako),
catuto (múltxún), tortilla (rúgalkof), carne asada (kankan ilo) ,
muzay y el siempre bienvenido muday (bebida de maíz o trigo) para la
ocasión. También se cuentan historias y relatos sobre la cultura
Mapuche junto al fogón seguido de música con instrumentes
originarios como lo son el trompe, cultrún, trutruka, lonkin,
kullkull, entre otros para dar paso a la danza rodeando el fogón o
la ruca anfitriona.
Minutos antes de que los
primeros rayos de sol aparezcan por el oriente, en el epewun
(amanecer), niños, mamas, papas, abuelos, amistades, todos se dan un
baño purificador en las aguas de ríos, lagos o vertientes
(trayenko) ya que por un fenómeno de la naturaleza éstas, en la
noche en que la luna es más grande que en cualquier otra, son más
tibia de lo que se pudiera pensar. Este es un acto totalmente místico
en donde se botan las malas vibras y todo el espíritu se llena de
nuevas energías para recibir este solsticio de invierno en donde
tanto la naturaleza como los habitantes de ella comienzan un nuevo
ciclo de vida y oportunidades. Además se comparten los alimentos con
la naturaleza, dejándola en el lugar donde se bañan. Todo este
evento se realiza con rogativas (Llellipun) individuales y
agradecimientos por todo lo recibido hasta hoy, se hacen en dirección
al oriente, donde habita Ngnechen (el creador). Y todos gritan “akuy
we txipantu ka pepatuyiñ we antü”. (“Ha llegado un nuevo año,
hemos vuelto a ver el nuevo sol”)
También al alba
(Wüñelfe) se realiza otro ritual el que consiste en que los niños,
a petición de los adultos, golpean con un palo a aquellos árboles
frutales que no dieron frutos éste año que acaba de pasar, para que
al botar la sabia si se puedan cosechar el año venidero.
Otra de los rituales que
los pueblos originarios acostumbraban realizar en esta fecha es el
katan pilun (perforación de las orejas de las niñitas) para poder
usar sus primeros chaway (aros) y en esta ocasión es donde se les da
entrega de sus primeros ropajes Mapuches a las niñas. Este es todo
un ritual en donde la abuela materna le da su nombre a su nieta, acto
conocido bajo el nombre de baku o tocaya. También existe el akutun
que es donde el abuelo paterno le entrega el nombre a su nieto.
Los Mapuches realizaban
hartas ceremonias en las que se buscaba la unión del pueblo como lo
es el misawün, aquí 2 personas comen de un mismo palto para así
recordar y afiatar su amistad.
Después de realizados
todos estos rituales de purificación del alma y de unión entre los
pares, cada uno sale a caminar por distintos lugares para así poder
hacer una conexión más profunda con la naturaleza y disfrutar junto
a ella la nueva oportunidad de vida.
Todo este evento es
dirigido pos una machi o lonko (jefe del loft) del lugar para que así
la conexión con la naturaleza sea más real y directa puesto que
ellos son los que tienen más conocimientos sobre el tema dentro de
la tribu.
El We-tripantu era y
sigue siendo una de las fechas más importantes para el pueblo
Mapuche el que se celebra la noche en donde la luna es más grande
que nunca y el frio también que se da entre el 18 y 24 de junio.
Pero desde el 24 de junio de 1998 el gobierno lo ha impuesto como el
día oficial de la celebración según el Decreto Supremo N° 158 en
Santiago, coincidiendo con Día nacional de loa pueblos indígenas de
Chile.
Ahora esta celebración
es más privada y solo con los familiares y amistades cercanas,
además de que se ha bajado su perfil y solo aquellas comunidades
Mapuches que siguen comúnmente con sus costumbres, ya que en nuestra
cultura occidental es más conocido en esta fecha por la celebración
católica de San Juan Bautista, que es la noche del 23 de junio en
donde la celebración es mucho menos significativa para la comunidad
como lo son el pelar una papa completamente, una a medio pelar y otra
sin pelar, dejarlas debajo de la cama y al otro día, al amanecer, se
saca una al azahar y dependiendo de cómo sea la papa es cómo será
la situación económica para lo que resta del año. También está
el mito de tocar guitarra bajo una higuera para que el diablo le
enseñe a tocar, matar chanchitos para celebrar a algún hijo que
lleve el nombre de Juan o Juanita y así, una serie de actividades
sin sentido ni lógica de trasfondo que han llegado a reemplazar
todas los rituales anteriormente descritos.
El we-tripantu ya no se
celebra como antes porque en el mundo en el que vivimos ya casi ni se
sabe de la importancia que tenía esta fecha para nuestros
antepasados. Si bien no todos tenemos una ascendencia Mapuche o
indígena, todos somos latinoamericanos por lo que de igual manera
deberíamos considerar esta fecha y hacerla parte nuestra ya que la
lógica con la que se celebraba cada acontecimiento es muy verídica;
es perceptible por todos que la luna es más grande en esta fecha,
que las temperaturas comienzan a disminuir desde esta fecha y que el
clima y la naturaleza cambian. Nuestros antepasados lo consideraban
con justa razón ¿por qué razón nosotros no?