El Centro Educación, Ecología y Desarrollo Humanos lleva un poco más de un año instalado en la población La Laguna , en Placeres alto. Es la iglesia católica justo al lado que dio el impulso, gracias al financiamiento de una congregación irlandesa, los colombanos, que en su visión de la religión dan una gran importancia a la conservación de la creación de Dios. Pero se trata de un centro comunitario, donde “la ideología no responde discrecionalmente a un sistema de creencia católica, ni a ningún sistema religioso”, insiste Aram Silva, encargado de proyecto, que constata que esta confusión perjudica un poco a la imagen de la estructura.
El gran proyecto del centro es construir unos senderos dentro del comodato que tienen en la quebrada que se extiende desde el centro hacia abajo. Se trata de crear un espacio comunitario para relajarse, un parque para que la gente empiece a “contemplar mejor la naturaleza”. De hecho, recientemente el interés social le ganó al interés medioambiental, y nadie se opuso al traslado de un palmar para liberar un terreno donde construir viviendas sociales. “En términos sociales, la gente decidió que era mucho más eficiente tener un grupo de casas que un grupo de palmeras”, lamenta Aram. Con Derry, el cura, ya han encontrado cuatro grandes senderos en la quebrada : uno interpretativo, uno fotográfico, uno de identificación de flor y fauna... Mientras no piensa tener problemas para obtener los fondos necesarios, lo primordial para él es que “la comunidad se vincule en la ejecución del sendero”. Además, subraya que si el lugar existiera y fuera conocido, sería la oportunidad para la población de tener más vínculos con el exterior, ya que es muy apartada.
Además de este proyecto, también se están implementando un vivero y un huerto, mientras próximamente se va a abrir una biblioteca comunitaria, gracias a la donación de 300 libros de una fundación de Santiago. Todo el año se dieron varios talleres : autonomía alimentaria, panificación, huertas urbanas, plantas ornamentales... mientras en verano se dan talleres de teatro, de tai kwen do, de artes circenses... En diciembre del 2010, en colaboración con el Consejo de la Cultura y en el marco del Forum de las Culturas, una escuela de circo canadiense hizo una residencia de diez días en el centro, que terminó con una presentación junto con los niños del taller de circo. El 29 de enero, hicieron un carnaval de cierra de los talleres, con teatro, baile, canto, guitarra... y un pasacalle a través de la población al son de la batucada. Y fue un éxito, ya que el cóctel vegetariano después del espectáculo agrupó a más de cien personas.
Mientras el edificio fue construido por la iglesia católica sin muchos procesos ecológicos, ahora están construyendo un humedal para recuperar las aguas grises del baño y de la cocina para el regadío del sector de cultivo, purificándolas con plantas, biofiltros, carbón, papiro... “Lo único que falta son contenedores grandes para capturar el agua de lluvia”, lamenta Aram. También están postulando al Fondo de Protección Ambiental del ministerio para poder instalar una planta eólica. Además, el centro sirve de lugar de acopio para varios materiales reciclables : papel, cartón, cajas de huevo... Con las botellas plásticas, hacen ladrillos ecológicos, rellenándoles con plástico comprimido para que queden duras, y con las cuales piensan montar una pared. “La idea es no depender tanto de la economía externa, que no necesariamente tengamos que comprar algo para construir alguna cosa.” Tienen el proyecto de hacer un acopio de neumáticos, ya que son un buen material de construcción : zapatos, carteras, maceteros, asientos, tejas para techo, ladrillos... También juntan las pilas, que no se reciclan sino que la municipalidad les dispone en cámaras de cemento por contener metales pesados, las latas de aluminio, que van directamente a la venta, los Tetrapack, que mientras se acabó la campaña “Recicla tu Tetrapack” se siguen juntando, y que servirán para forrar alguna parte... Esperando que llegue una campana Codeff, bajo la responsabilidad del centro, también juntan las botellas de vidrio. “En un contexto de desorden social, las campanas siempre son las primeras víctimas”, recuerda Aram, por eso en La Laguna como en muchas poblaciones, no hay campanas.
Como estructura comunitaria, el centro se quiere vincular con todas las organizaciones sociales del sector. Así, Aram hizo talleres de papel reciclado con los niños de tres jardines de la población, que también ayudó a preparar su Fiesta de la Primavera organizando la limpieza de la cancha, junto a alumnos del colegio Cirujano Videla. También presta la quebrada al CONACE, que hace talleres de senderismo en la ruta que hay en el cerro. Además, Aram está enseñando técnicas de bioconstrucción a la gente del Jardín de la Laguna , que se quiere construir en la quebrada un edificio todo de tierra y paja.
Mientras el centro funciona en base al voluntariado, Aram espera que vayan a contratar a algunas personas para estar allá todo el tiempo, ya que mientras es un espacio abierto, cuando no hay nadie para atender, obviamente, está cerrado. “El trabajo comunitario siempre es complicado y lento”, reconoce Aram, “pero nuestra receta universal es dejar que las cosas fluyan con naturaleza”.