En un lote de semillas de
maíz exportadas a Alemania desde Chile como convencionales, se
detectó el pasado 2 de mayo, trazas de maíz transgénico NK603 y
Mon 803 de Monsanto. La alarma fue dada por el Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente del estado federado de Schleswig -
Holstein y publicada en los medios ligados a esa entidad oficial. El
prestigio que Chile tenía como exportador de semillas convencionales
de calidad sufre con esto un severo golpe. Los productores de
semillas transgénicas, Monsanto, Pioneer/Dupont, entre otros,
deberán dar explicaciones a sus propios colegas exportadores de
germoplasma.
En la Unión Europea
existe tolerancia cero para la presencia de transgénicos en
semillas, a diferencia de los rasgos de transgénicos en los
alimentos procesados, en los que el umbral es de 0,9%. Ello se
explica porque en la inmensa mayoría de los países europeos, no
están permitidos los cultivos de maíz transgénico. El maíz NK 603
de Monsanto que contaminó el maíz convencional exportado a
Alemania, fue protagonista en el estudio dado a conocer en septiembre
de 2012 por el equipo encabezado por el científico francés Gilles
Eric Seralini (CRIIGEN) sobre los dañinos efectos de la
alimentación de ratas con maíz transgénico y agua contaminada con
Roundup, durante dos años.
Causas posibles de la
contaminación
Es posible que la
contaminación detectada en Alemania se deba al uso de las mismas
máquinas procesadoras para ambos tipos de semillas, ya que los
miembros de la Asociación Nacional de Exportadores de Semillas
ANPROS exportan semillas transgénicas y convencionales. Las cifras
de exportación de maíz que figuran en la web de ANPROS son
generales, evitando diferenciar las exportaciones de semillas
convencionales de aquellas de transgénicos. Sabemos que en
cantidad, la balanza se inclina de manera creciente hacia los
transgénicos. Otra posibilidad es la contaminación cruzada en las
líneas de producción.
En agosto de 2012, María
Elena Rozas, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas Chile,
una de las organizaciones miembros de la campaña Yo No Quiero
Transgénicos en Chile, dirigió una carta al SAG solicitando –
amparada en la Ley de Transparencia - que informara, entre otros
aspectos, los resultados de las fiscalizaciones que la entidad
realiza sobre contaminación de cultivos convencionales u orgánicos,
por cultivos transgénicos.
En la respuesta del SAG
relativa a esta parte de la carta, se menciona que la Food
Veterinary Office de la Unión Europea auditó y aprobó sus
procedimientos. Pero al examinar RAP-Chile la auditoría realizada,
fue posible ver que FVO recomendó a la entidad sanitaria chilena
encargada de fiscalizar estos cultivos, que modifique su forma de
trabajo. FVO dejó en evidencia que SAG no hace pruebas para detectar
contaminación entre unas y otras semillas y no vigila el
cumplimiento del protocolo de uso en las máquinas procesadoras,
dejando todo en manos de las empresas. Tampoco exige que se etiquete
el cargamento exportado como transgénico. Los auditores recomendaron
a la entidad chilena subsanar las deficiencias ya señaladas.
Según SAG, en la
temporada 2010/2011 las exportaciones totales de semillas
convencionales representaban un 34%, y las de semillas transgénicas
alcanzaban un 66% del total. Según la misma fuente, en la temporada
2011-2012 se certificaron en total 25.191 hectáreas de maíz, y en
los cuadros publicados, se observa que los semilleros transgénicos
de maíz en esas fechas ocuparon 21.398 hectáreas. Ello nos permite
deducir que las semillas convencionales de maíz exportadas se
cultivaron en las 3.793 hectáreas restantes de la superficie
certificada total.
Alemania y la miel
La contaminación del
maíz exportado a Alemania, se suma a otros problemas como la
contaminación de la miel chilena por polen de maíz transgénico,
que ocasionó la pérdida de la mayor parte del mercado en la Unión
Europea a partir de 2011, con grave daño económico a los
apicultores. Alemania era el principal mercado para la miel chilena,
que ahora se exporta a otros mercados, pero a precios muy inferiores
a los que pagaba la Unión Europea.
El incidente demuestra
que la expansión de los semilleros transgénicos no sólo afecta a
la apicultura y la pequeña agricultura familiar campesina, sino
también a la exportación de semillas convencionales, un negocio que
mueve millones de dólares cada año.
Mario Schindler, gerente
de ANPROS había sostenido en el congreso de apicultura realizado en
agosto de 2012 en Rengo, que las medidas de aislación
georeferenciada que aplican los productores, aseguran la
coexistencia exitosa entre ambos tipos de cultivos.
En Rengo, Schindler debió
enfrentar el malestar de los apicultores y sus organizaciones por la
contaminación de la miel con polen transgénico proveniente de
semilleros de exportación de maíz o raps transgénico. Hasta el año
2012 las empresas y el SAG se negaban a dar la ubicación exacta de
los semilleros, pero el fallo definitivo del Consejo para la
Transparencia ordenó el fin del secreto. Schindler aseguró en
Rengo que las empresas entendían ahora la importancia de la
transparencia y estaban abiertos a entregar toda la información
requerida.
En todo caso, para ANPROS
"coexistencia" es el cuidado referido a la producción de
sus asociados. No le preocupa la coexistencia de sus cultivos con el
de pequeños agricultores campesinos; sus normas de aislamiento son
referidas a sus asociados que exportan semillas tanto convencionales
como transgénicas. Schindler no se refirió a la contaminación de
razas nativas de maíz por maíz transgénico en la VI Región
denunciada en estudios realizados por la Fundación Chile Sustentable
y Desarrollo Rural Colchagua (2008) ni tampoco a los casos
investigados anteriormente por Greenpeace (2006).
Santiago de Chile, mayo
de 2013.
Por Lucía Sepúlveda
Ruiz
A continuación la
noticia textual publicada en la prensa alemana:
Kiel, Alemania, 2 de mayo.- Semilla de maíz importado dio positivo en contaminación por transgénicos
"El Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente encontró pequeñas trazas de maíz
transgénico en (el estado federado de) Schleswig – Holstein, en
uno de siete lotes de ese tipo de semillas.
El proveedor retiró el
lote afectado del mercado. MELUR supervisa el retiro de las semillas.
“Por el control
temprano se pudo evitar que los agricultores sembraran, sin saberlo,
semillas manipuladas genéticamente.” dijo hoy (2 de mayo 2013) el
secretario de estado del medio ambiente, Ulf Kämpfer “Esto
demuestra la importancia de los controles. Estos aportan a una
protección efectiva de una agricultura libre de transgénicos en
Schleswig Holstein.”
Las semillas de maíz con
trazas de transgénicos tienen como origen Chile. El contenido de los
organismos modificados genéticamente en este lote probablemente es
menor que 0,1 %. La Comisión Europea no cuenta con valores de
tolerancias permitidas. Vale la tolerancia cero, que significa que no
están permitidas trazas de organismos modificados genéticamente.
Cualquier comprobación de ellos en semillas, lleva a un bloqueo y a
una prohibición de comercialización.
Se controlan
principalmente semillas importadas de aquellos países en los cuales
existen extensos cultivos transgénicos y las cuales han llamado la
atención antes.
Página del Gobierno
Federal, donde aparece el mismo artículo más la información
especifica:
(Traducción de Birgit
Steinmeyer, AMAPACH, Lampa y Hugo Montesinos, ambos de la campaña Yo
No Quiero Transgénicos en Chile)
Más información:
Lucía Sepúlveda
Fono: 56-22- 6997375
María Elena Rozas
56-22-2066863
Red de Acción en
Plaguicidas de Chile (RAP-Chile)
Alianza por una Mejor
Calidad de Vida
Alonso de Ovalle 1618,
oficina; Santiago Centro, Chile