"En cuanto pudimos
mover el auto, una de las camionetas comienza a seguirnos y, así,
inician nuevamente una veloz persecución a través del camino. Una
vez en la carretera, luego de varios minutos tratando de alcanzarnos,
el automóvil contratado por Agrosuper intenta interceptarnos
violentamente y de forma reiterada. Habiendo librado con éxito el
primero de sus intentos, para la segunda vez se atrevieron a chocar
sin objeciones nuestro auto tratando de sacarnos de la carretera.
Solo gracias a una rápida maniobra fue que el vehículo que
manejábamos no volcó en la curva en que los guardias nos abordaron.
La puerta del piloto quedó completamente abollada pero, por suerte,
ninguna de las dos activistas sufrió lesiones tras el accidente.
Para la tercera
intercepción – y sabiendo que peligraban nuestras vidas –
decidimos detenernos. Ambos hombres descendieron del auto y nos
apuntaron con armas gritándonos que bajáramos del vehículo. En el
entretanto se dio una alterada discusión donde nos instaban
violentamente a informarles del paradero del resto de nuestros
compañeros. Luego de varios minutos reteniéndonos en un
interrogatorio lleno de amenazas, por una de las radios se les
ordena: “Déjalas ir y adviérteles que nunca más vuelvan por
aquí”. El hombre repitió las palabras y ambas pudimos escapar."
Tras pocas semanas del trabajo de nuestra organización en Freirina, cuando presentamos la investigación que hizo públicas imágenes hasta entonces desconocidas sobre la situación de los cerdos en los galpones de las instalaciones de Agrosuper (ver www.cerdosesclavos.org), que manejábamos cierta información sobre las observaciones y medidas tomadas por la empresa respecto al activismo de EligeVeganismo. Sin embargo, lo que a varios activistas nos ha tocado vivir durante las últimas semanas es simplemente impresentable.
Queremos que todos
conozcan hasta dónde están dispuestos a llegar los dueños de la
productora de carne más grande de latinoamérica con el fin de que
la realidad de sus criaderos no salga a la luz. Agradeceremos
difusión de los hechos. Lo que leerán a continuación es un claro
ataque no solo contra nuestra organización, sino contra el
movimiento por los Derechos Animales en general de parte de una
empresa que, consciente de su poder, se permite actuar con extrema
violencia cuando ve amenazados sus intereses y su imagen.
El pasado 20 de octubre,
mientras nos encontrábamos en terreno, Agrosuper inicia una
persecución en las cercanías de Santiago, que - tras una falla
mecánica en el automóvil de traslado - culmina en una orden de
detención contra cinco activistas del equipo de investigación de
EligeVeganismo. Ante la llegada de la policía alegaron daño a la
propiedad privada, atribuyéndonos cortes al cercado de sus
instalaciones y acusándonos de portar armas. La situación sería
más tarde desmentida incluso por carabineros luego de que revisaran
el auto y no encontraran evidencia ni de napoleones ni artículos
aptos para hacer cortes tal como ellos señalaran.
No contentos con eso,
cuando los cinco activistas llevaban cerca de tres horas de
detención, empleados de la empresa fueron hasta la comisaría con
napoleones y tijeras señalando que pertenecían a los detenidos. La
irrisoria acusación fue desmerecida por personal policial puesto que
estuvieron todo el tiempo cerca del automóvil y que lo revisaron
exhaustivamente antes de trasladarnos a la celda donde permanecimos
más de cinco horas hasta que fiscalía señalara que debíamos
quedar en libertad de inmediato.
La detención fue
injustificada pero pudo ser una medida esperable. No obstante, lo que
vivimos hace dos días – a solo dos semanas de aquella detención –
supera con creces la experiencia vivida a mediados de octubre.
Durante una jornada de
trabajo en la preparación del acto por el Día Internacional de los
Derechos Animales, personal de seguridad de Agrosuper se acerca a
nuestro automóvil y solicita nuestros datos. Pese a no haber
justificación para tal medida, colaboramos con su petición. En ese
momento solo dos mujeres del equipo se encontraban dentro del
vehículo, descansando en la orilla de una carretera en los
alrededores del pueblo de San Pedro.
Aunque los guardias nos
señalaban con insistencia que era un procedimiento de rutina y que
podríamos irnos cuando quisiéramos, los constantes llamados por
teléfono y la llegada de al menos dos camionetas más que comenzaron
a rodearnos, nos dieron la alerta de peligro que nos llevó a tratar
de salir del lugar.
En cuanto pudimos mover
el auto, una de las camionetas comienza a seguirnos y, así, inician
nuevamente una veloz persecución a través del camino. Una vez en la
carretera, luego de varios minutos tratando de alcanzarnos, el
automóvil contratado por Agrosuper intenta interceptarnos
violentamente y de forma reiterada. Habiendo librado con éxito el
primero de sus intentos, para la segunda vez se atrevieron a chocar
sin objeciones nuestro auto tratando de sacarnos de la carretera.
Solo gracias a una rápida maniobra fue que el vehículo que
manejábamos no volcó en la curva en que los guardias nos abordaron.
La puerta del piloto quedó completamente abollada pero, por suerte,
ninguna de las dos activistas sufrió lesiones tras el accidente.
Para la tercera
intercepción – y sabiendo que peligraban nuestras vidas –
decidimos detenernos. Ambos hombres descendieron del auto y nos
apuntaron con armas gritándonos que bajáramos del vehículo. En el
entretanto se dio una alterada discusión donde nos instaban
violentamente a informarles del paradero del resto de nuestros
compañeros. Luego de varios minutos reteniéndonos en un
interrogatorio lleno de amenazas, por una de las radios se les
ordena: “Déjalas ir y adviérteles que nunca más vuelvan por
aquí”. El hombre repitió las palabras y ambas pudimos escapar.
Lo que parte de los
activistas de EligeVeganismo hemos vivido en las últimas semanas no
es gratuito. Las investigaciones tienen repercusiones que han hecho
que una empresa como Agrosuper invierta millones de pesos en
“seguridad” - o derechamente matonaje – para evitar que la
sociedad vea más allá de lo que ellos quieren enseñarnos. Han
buscado amedrentarnos de las maneras más cobardes, inculpándonos de
acciones que no se condicen con la línea de trabajo de nuestra
organización y actuando con violencia con el fin de atemorizarnos e
interrumpir nuestra labor. Más allá de su publicidad amable, hay
una cruel realidad que afecta a miles de animales y que están
dispuestos a mantener en la oscuridad a toda costa, así nos lo han
demostrado.
Hemos decidido hacerlo
público contando nuestra historia con una doble finalidad: primero,
reafirmar el compromiso que hemos adquirido a consciencia con los
animales, las grandes y únicas víctimas de esta situación,
sabiendo que su realidad es aún más dura y que se vive en silencio.
Porque si no somos nosotros hoy haciéndole frente, no hay
esperanzas: no podrán ser nunca ellos quiénes puedan defenderse a
sí mismos. En segundo lugar, para que la sociedad en general y los
activistas veganos en particular, conozcan la manera en que operan
quiénes detentan el poder que oprime a los animales en este país.
Cuyos recursos se destinarán sin miramientos a reproducir actos de
violencia y matonaje cuando sus intereses se vean amenazados.
Difunde esta nota,
informa. Haz extensivo este relato y no permitas que el poder de una
megaempresa acalle las voces que defienden los Derechos Animales.
Somos muchos luchando por reivindicar sus vidas y su libertad, tu
también puedes ayudar colaborando para que situaciones como éstas
no queden en el olvido y enseñen el verdadero rostro de Agrosuper.
Historias como la que aquí lees e imágenes como las que mostramos a
continuación en esta nota, es lo que ellos nunca querrán que veas.