Hasta
ahora la administración del borde costero había recaído en el
ministerio de Defensa, no pudiéndose vender a privados que siempre
han mirado con codicia los terrenos fiscales de la costa, para fines
industriales (sean portuarios, minería, ductos de descarga, etc) y
turísticos.
Sin
embargo, este gobierno ha gestionado un inédito cambio que
predeciblemente favorece a los empresarios: La administración de los
terrenos fiscales está pasando a manos del ministerio de Bienes
Nacionales , con lo cual, estas tierras “de todos”, donde abundan
las reservas y parques nacionales podrán ser privatizadas. Ahora sí.
Para
empezar están licitándose, de norte a sur, 48.869 hectáreas al
mejor postor.
Un
anticipo dramático es el caso de Isla Traiguén (Aysén) y la
comunidad Nahuelquín Delgado.
Es
para preocuparse pues los elementos de esta historia pueden repetirse
en cualquier punto de este país.
La
isla Traiguén dista 8 horas por mar desde Puerto Aysén. Se ubica
entre los canales Costa y Errázuriz. Allí habita la comunidad
Nahuelquín Delgado, compuesta por 40 familias. El trabajo de los
pescadores está centrado en la extracción de jaibas, centollas,
congrio, merluza y robalos. La comunidad también recolecta lapas,
erizos y luche.
“Es
para la subsistencia y también un apoyo en la parte económica.
Todavía realizamos el trueque de recursos. El luche, mariscos,
centollas y jaibas lo vamos cambiando por víveres que están
haciendo falta dentro de la comunidad”, cuenta Marcia Nahuelquín,
presidenta de la organización territorial.
La
dirigenta nos cuenta que, hace más de 50 años, llegó por primera
vez su abuelo con su padre, para trabajar en las faenas madereras de
isla Traiguén.
La
habitual vida isleña se interrumpió, hace 2 años, cuando la
comunidad se enteró que un coronel de ejército, llamado Diego
Jiménez, había adquirido la isla en el año 2008 y luego la vendió
en su totalidad a la empresa turística CIFCO, es decir, sus 44.600
hectáreas.
Al
poco tiempo, CIFCO, ya propietaria de isla Traiguén, descubrió la
existencia de las numerosas familias instaladas allí, quienes habían
presentado un proyecto al Fondo de Protección Ambiental (FPA) para
la construcción e instalación de una turbina para la generación
de energía eléctrica.
La
comunidad Nahuelquín no se explica cómo un militar pudo haber
adquirido tanta cantidad de tierras y luego no tuvo ningún
inconveniente para vendérselas a una empresa particular.
“Todo
fue muy fraudulento. La isla Traiguén pertenece a la región de
Aysén y la venta la hizo un señor del ejército en Santiago,
inscribiéndola en Puerto Cisnes. Hemos pedido a senadores que nos
colaboren en el tema. No creo que el ejército chileno tenga
competencia como para vender un terreno fiscal”, señala Mónica
Nahuelquín, secretaria de la comunidad.
A
quién recurrir
El
panorama es adverso. La comunidad señala que no harán abandono de
los terrenos a pesar que, en la actualidad, la empresa CIFCO tiene
demandada a las familias para que hagan abandono de la isla. Lo que
los habitantes están pidiendo al Estado es la entrega de 3000
hectáreas del tamaño total de la isla.
Marcia
Nahuelquín nos cuenta que, en la búsqueda de soluciones, han
conversado con todo tipo de autoridades que no han cumplido con los
compromisos que han contraído con la comunidad:
“La
ex ministra de Bienes Nacionales, Catalina Parot, se comprometió a
entregar la totalidad del borde costero de la isla Traiguén a la
comunidad. Se suponía que eso iba a realizarse el año que pasó
pero, hasta el día de hoy, no hemos tenido respuesta y no hay nada
concreto. Para desarrollarnos necesitamos un documento que acredite
la propiedad que tenemos sobre el borde costero”.
También
realizaron una solicitud de Espacio Costero Marino (ECMPO), bajo la
ley 20.249. Fue presentada en 2008; fue timbrado y recibido pero
jamás se hizo el trámite dentro del servicio. La misma solicitud se
efectuó en el mes de abril del año pasado, “En esta región no se
consideran las normativas de las leyes indígenas y tampoco se ve
voluntad por avanzar en estas temáticas”, señala la dirigente.
“Hemos
pedido cita con el presidente cuando vino a la región y no nos
recibió; nos siguen postergando. Hasta el momento estamos
decepcionados de las instituciones gubernamentales encargadas de
revisar este tema”, enjuicia Marcia Nahuelquín.
Hallazgos
arqueológicos
No
es lo único. En el lugar también existen hallazgos arqueológicos
pues se han encontrado osamentas y lanzas que dan cuenta de la
presencia antigua de pueblos chono y huilliche.
“En
la isla, de la cual nosotros tenemos posesión, hay un hallazgo
arqueológico del año 1800, que la comunidad está trabajando con
Monumentos Nacionales para relevar el valor arqueológico y cultural
del lugar. Se trata de osamentas de larga data que prueban la
presencia antigua de pueblos originarios, antes que llegara nuestra
comunidad”, explica Marcia Nahuelquín.
Lo
ocurrido con CIFCO es, para las familias de la comunidad, una clara
vulneración de derechos. Por eso han apelado a convenios
internacionales que ha suscrito Chile, como el convenio 169 de la
OIT:
“(Este)
respalda nuestro modo de vida en cuanto al uso consuetudinario que le
hemos dado el borde costero pues creemos que existe una clara
discriminación y negación de nuestra existencia”.
Parásitos
Otro
de los temas que preocupa a la comunidad Nehuelquín es la aprobación
de la Ley de Pesca y el avance de la salmonicultura, cuya agudización
consideran la muerte segura para mucha gente que vive en el litoral,
fundamentalmente a causa de la contaminación que generan los centros
de cultivo:
“Antes
no existían los centros de cultivo. Cuando llegaron las salmoneras,
el robalo desapareció. Cada vez nos vemos más perjudicados con este
sistema nefasto que privilegia los intereses económicos por sobre
las necesidades de las comunidades costeras”, manifiesta Marcia
Nahuelquín.
Según
la dirigenta de la comunidad, las empresas salmoneras presentes en
Isla Traiguén y los canales australes, “no hacen ningún aporte a
la región pues todo lo traen de Puerto Montt; es un parásito que se
está alimentando del territorio y nuestros recursos”, remata.
Peligro
en el borde costero
En
el mensaje presidencial, realizado en el mes de julio del año
pasado, para dar inicio al Proyecto de Ley sobre Administración del
Borde Costero y Concesiones Marítimas, Sebastián Piñera manifestó
la clara intención del ejecutivo por otorgar al ministerio de Bienes
Nacionales mayores facultades en cuanto al manejo y gestión de estos
espacios:
“Desde
un punto de vista jurídico, el concepto de Borde Costero no ha sido
desarrollado por la legislación chilena sino que sólo existen
disposiciones dispersas en diferentes textos normativos que hacen
alusión al tratamiento de esta unidad geográfica, otorgando
facultades y atribuciones a diferentes organismos, lo cual ha
impedido una administración ordenada, coherente territorialmente y
razonable”, sostuvo Piñera, en su discurso, de acuerdo al
documento correspondiente existente en la biblioteca del sitio web de
la cámara de diputados.
En
esa oportunidad, el presidente puntualizó que, hasta la fecha, ha
sido el Ministerio de Defensa Nacional, a través de la Subsecretaría
para las Fuerzas Armadas, el encargado de la tramitación y
otorgamiento de las concesiones marítimas sobre bienes nacionales de
uso público y bienes fiscales existentes en el Borde Costero y,
también, en los lagos y ríos navegables por buques de más de cien
toneladas. Sin embargo, añadió, “esta competencia ha obedecido
más a razones históricas que a los objetivos y competencia propios
de dicho Ministerio”.
Todo legal
Para
Héctor Kol, biólogo e investigador acuícola la situación es
grave. El traspaso de la jurisdicción del borde costero desde el
Ministerio de Defensa a Bienes Nacionales permite el despojo de
comunidades costeras en favor de empresas salmoneras y todo tipo de
industrias:
“Bienes
Nacionales está llamando a licitar el 25% del territorio nacional;
en cualquier otro país del mundo esto sería una situación
escandalosa”, explica.
Otro
dato no menor es que CIFCO, empresa de inversiones turísticas, que
compró la isla Traiguén, posee vínculos estrechos con la industria
salmonera. “CIFCO es el brazo del grupo Ergas que se dedica a
proyectos de turismo e intereses especiales. Ahora CIFCO tiene una
vinculación directa con la industria salmonera”, revela Kol, “ya
que su ex gerente Cristian Moreno, pasó a ser el nuevo gerente de
SalmónChile”.
Según
el especialista, con el nuevo reglamento, “se pueden pasar por alto
concesiones acuícolas , entonces te puedes hacer dueño de una
bahía, fiordo o un canal completo. Tenemos un estado neoliberal
deformado por el afán de lucro, cualquier tipo de derecho es un bien
de mercado, como el acceso al mar. Todo es legal y el parlamento hace
que todo este tipo de abusos sean legales”, concluye Kol.
Texto: José Luis Vargas (revista Marejada de Queule)
Fotografías facilitadas por comunidad Nahuelquín Delgado.
(publicado en la edición impresa de revista Marejada 11)