La energía más renovable es la que no se usa. Suena trillado, pero es la pura verdad. Si yo ahorro 1kWh en mi casa, significa que 3kWh se dejaron de quemar en carbón, debido a la ineficiencia del sistema de generación de turbinas a vapor (carboneras, por ejemplo). Otro ejemplo: si quisiera dar energía solar a mi computador de escritorio, 100W por ejemplo, me costaría 800 dólares. Si me compro uno más eficiente (laptop a 50W) me costaría 400. Si quiero iluminar mi casa con energía eléctrica solar, puedo pensar en prender una ampolleta incandescente de 100W (los mismos 800USD) o, puedo comprar una ampolleta LED equivalente (a un costo incremental de 50 dólares), y consumir 12W (reduciendo costo de sistema a 96USD). O sea si invierto un poco en eficiencia energética, puedo requerir de mucho menos generación.
Este ejercicio que pareciera trivial tiene notables implicancias a la hora de pensar en nuestro futuro. Nuestros altos costos energéticos hacen que hoy día sea más barato gastar la plata en eficiencia energética que en energía. Entendemos que cambiar las ampolletas es una solución fácil, pero no nos gustan las luces compactas fluorescentes. Pero a la vuelta, viene una verdadera revolución con la iluminación LED. Por su durabilidad, calidad y ahorro, se pagan con creces en un período corto, dentro de 3 años.Cuando subió la bencina muchos puristas del mercado demandaban que el Estado interviniera subvencionando el costo. Fueron pocos los que se opusieron, ya que era una medida que no apuntaba a disminuir la demanda, sino a maquillar alzas inevitables. Hubo dos personas que se resistieron públicamente: Bruno Phillipi, y su servidor. En ese momento hice el cálculo: con 1/3 de esa inversión se podría haber implementado una ducha de bajo consumo de calidad para cada chileno y así reducir, para siempre, nuestro consumo de gas natural o licuado doméstico en 15%. Un gasto se hace y se esfuma, el otro es una inversión. Uno es políticamente correcto, pero el otro es más racional. Pasa lo mismo: si uno compara la rentabilidad de subvencionar energía a gente de escasos recursos versus entregarles ampolletas de bajo consumo. La vieja historia de enseñar a pescar ¿no?
Precisamente este es el problema del modelo de generación eléctrico actual: 1kWh se ve como algo bueno para la economía, cuando lo que debería importar es qué hacemos con ese kWh. Si lo derrochamos, no puede ser bueno para la economía.
En ese sentido es muy bueno lo que está haciendo el gobierno con su campaña “Cambia el Switch”. Es necesario que ahorremos energía. Pero no olvidemos que el 70% es consumida por la industria. Entonces la pregunta es: ¿cuál es la campaña para ellos? ¿El Ejecutivo va a aumentar el financiamiento de programas de eficiencia en la industria para darle el impulso a las medidas de eficiencia? Los períodos de retorno de inversiones en eficiencia energética, por lo general se pueden pagar dentro de un año. Entonces el Estado debe invertir anualmente lo que quiere ahorrar. Y si recorta su presupuesto en eficiencia energética, implícitamente está resignándose a disminuir su potencial ahorro.
En una encuesta que hicimos con Datavoz se preguntó cuánta gente usa iluminación de ahorro en las casas. La cifra es alta: 73% de un universo de 1200 personas. En la segunda región esto bajaba a 60 por ciento. Si la inversión se paga rápido, ¿no sería tiempo de “alentar” la eficiencia mediante la prohibición de ampolletas incandescentes? Varios países, incluidos Estados Unidos, Australia, Argentina, Canadá, Brasil y Venezuela han iniciado su prohibición. Al 2014 serán objeto del pasado en la mayoría de esas naciones. Incluso como medida de protección social, el recambio de la iluminación de una casa entera es una excelente inversión, ya que mes a mes significará más plata en el bolsillo de los habitantes.
No podemos seguir esperando a que otros países no nos vendan estas ampolletas. Asumiendo que edificios y casas consumen 25 por ciento de su energía en iluminación, y que el sector residencial/comercial/público consume 30% de la misma, significa que podríamos reducir nuestro consumo nacional en 3000 GWh/año. El equivalente a tres centrales de carbón funcionando todo el año. Nada de trivial.
Marcelo Mena de elpost.cl
Créditos: Foto Claudio Pérez